presidencia de paez de 1831-1835-1839-1845

Primera presidencia de Páez (1831 – 1835)
José Antonio Páez, quien se había convertido en el gran caudillo nacional, durante su primer
mandato enfrentó movimientos liderados por caudillos regionales. El más grave fue acaudillado por otro exjefe militar de la Independencia: el general José Tadeo Monagas, quien intentó formar con las provincias orientales un Estado federal separado de Venezuela que reconocería como jefes al general Santiago Mariño y a él mismo, para emprender la reunificación de la República de Colombia que había edificado el Libertador Simón Bolívar desde 1819. Páez entró en conversaciones con los insurgentes y logró acuerdos: a cambio de que depusieran las armas y reconocieran su gobierno, les concedió indultos y les garantizó sus bienes y grados militares. También hubo otros movimientos con igual propósito en Lara, dirigido por Juan E. Castañeda; en Aragua de Barcelona donde una asamblea de vecinos ofreció la dirección del movimiento a José Tadeo Monagas; y en los Valles de Aragua (1833-1834) hubo guerrillas, dirigidas por Cayetano Gabante. El Congreso paecista aprobó el 10 de abril de 1834 la Ley de Libertad de Contratos que autorizó a las partes que firmaban un contrato para fijar el interés, y garantizó a los prestamistas el pago de las deudas porque les permitía embargar los bienes de sus deudores si no pagaban a tiempo. Esta Ley protegía a los prestamistas, por eso se animaron a dar nuevos créditos a los productores y, por tanto, hubo temporalmente una recuperación económica. Pese a su condición de militar, Páez tuvo una
posición civilista que le permitió contar con el apoyo de destacados intelectuales y otros civiles
con poder económico, y aupó la discusión pública de los grandes problemas del país, principalmente a través de la prensa. Bajo el mandato de Páez se efectuaron las conversaciones entre el venezolano Santos Michelena y el colombiano Lino Pombo que acordaron un tratado de límites entre ambos países, que nunca entró en vigencia por falta de ratificación del Congreso de Venezuela. Páez fue sucedido por el doctor José María Vargas,
quien resultó electo Presidente para un nuevo período constitucional de cuatro años, y como Vicepresidente Andrés Narvarte, por un lapso de 2 años.

Segunda presidencia de Páez (1839-1843)
En las elecciones presidenciales de 1839, los colegios electorales votaron mayoritariamente por José Antonio Páez. Durante su segunda presidencia,
la oligarquía terminó fracturándose en dos bandos: los oligarcas conservadores paecistas y los oligarcas liberales antipaecistas. Los segundos, aprovechando
los efectos perniciosos ocasionados por la aplicación de las leyes sobre Libertad de Contrato (del 10 de abril de 1834) y de Espera y Quita de 1841, atrajeron la simpatía de muchos productores arruinados del campo y descontentos de la ciudad, y a aristócratas
como el marqués del Toro, Diego Bautista Urbaneja, Felipe Larrazábal y otros que habían formado parte de los gobiernos paecistas, como Antonio Leocadio Guzmán, quien dirigía el periódico El venezolano. Antonio Leocadio Guzmán, quien había sido
colaborador de Páez, se convirtió en su más fogoso opositor. Antonio Leocadio Guzmán mantenía en su periódico una oposición férrea al gobierno, con ataques directos contra Páez y su gobierno. La crisis económica se agudizó a partir de 1840.  Esto agravó las pugnas entre sectores de la clase social oligárquica y económicamente poderosa: por
una parte estaban los prestamistas, que beneficiados por las ventajas de la ley del 10 de abril para sus operaciones financieras y comerciales habían acrecentado su riqueza; y por la otra, los productores arruinados y los que tenían riesgo de perder sus riquezas que responsabilizaban al gobierno paecistas de la situación existente. Surgieron así dos bandos opuestos que se denominaron partidos Conservador y Liberal; aunque
en realidad, no fueron propiamente partidos políticos, puesto que no tuvieron estatutos ni principios ideológicos y en el fondo representaban los intereses de la misma clase social. Ambos aspiraban a dominar el poder político, solo que sostenían tesis diferentes
para ejercerlo: los conservadores eran partidarios del sistema de gobierno centro–federal y los liberales del sistema federal. En adelante, la vida política de la República estuvo marcada por la pugna entre los “partidos” Liberal y Conservador. La Ley del 10 de abril hacía estragos. Los poseedores de capital comercial y usurario, cobijados
por la Ley, incurrieron en los más escandalosos abusos, cuyas víctimas fueron los propietarios de tierras que habían obtenido préstamos con garantía de sus haciendas. La pérdida de haciendas y hatos aumentó, cuando en 1841 se aprobó la Ley de Espera
y Quita que beneficiaba a sus acreedores, pues para que un endeudado consiguiera un mayor plazo de espera del pago de los préstamos era necesario que lo aprobaran todos sus otros acreedores. Durante el segundo mandato de Páez, se apaciguó el sentimiento antibolivariano surgido en los sectores oligárquicos, lo que le permitió al presidente Páez gestionar ante el Congreso el traslado de los restos de Simón Bolívar desde Colombia hasta Caracas, en 1842. Páez puso en práctica una política inmigratoria de
europeos y canarios. La inmigración más destacada fue la de alemanes en 1843, quienes fundaron la Colonia Tovar, en el actual estado Aragua. En aquellos tiempos, Simón Rodríguez, quien se encontraba en Perú, era más bien partidario de una política de repoblamiento del territorio con sus propios habitantes. Lo pregonó siempre y lo hizo saber por escrito en su obra titulada Sociedades Americanas así: “Colonícese el país con sus propios habitantes Cada provincia o departamento establecerá su colonia, con sus habitantes, su costa…”

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